Según datos del INEI[1], en febrero de 2021, el PBI mensual se contrajo en 4,2% a/a tras registrar una menor caída en enero (-1%, Ver Gráfico 1). Esta nueva tendencia a la baja se debería a la cuarentena focalizada que se estableció durante febrero y terminó flexibilizándose en la primera quincena de marzo, con el fin de contener la segunda ola de contagios por COVID-19.
Los sectores que registraron mayor crecimiento durante febrero de 2021 son: financiero y seguros (+17,1% a/a), construcción (+14,3% a/a) y pesca (+8,1% a/a). Por el contrario, los sectores que permanecen como los más afectados son: alojamiento y restaurantes (-56,2% a/a), transporte, almacenamiento, correo y mensajería (-25,1% a/a) y servicios prestados a empresas (-12,0% a/a) (ver Gráfico 2).
Por otro lado, considerando las medidas focalizadas aplicadas en la segunda ola, el BCRP[1] prevé un menor ritmo de crecimiento de la actividad local que se concentraría en el primer trimestre del presente año y se normalizaría en adelante. Por ello, ajustó a la baja la proyección del crecimiento del PBI para el 1T2021 (de 2,7% a 1,5%) y para el 2021 (de 11,5% a 10,7%). Asimismo, el Banco Mundial y el FMI estimaron que el PBI para 2021 crecería en 8,1% y 8,5%, respectivamente, por encima del promedio proyectado para Latinoamérica (4,5%) (ver Gráfico 3).
Estas proyecciones podrían verse afectadas ante algún incremento significativo de casos de COVID-19, que conlleve a aplicar medidas más estrictas. En ese sentido, el 14 de abril se anunció que 41 provincias a nivel nacional pasarían a nivel de alerta extremo, incluidas Lima Metropolitana y Callao. En estas volverían a regir medidas como la inmovilización social los domingos, la ampliación del horario del toque de queda, la reducción de los aforos en transporte interprovincial terrestre y los establecimientos comerciales y restaurantes desde el 19 de abril hasta el 9 de mayo.
Por último, cabe precisar que actualmente el proceso de vacunación y la incertidumbre que podría afectar la estabilidad macroeconómica representan las principales amenazas para la economía peruana. Por lo tanto, como se ha recomendado previamente, es indispensable apostar por un proceso de vacunación acelerado para controlar la pandemia y reactivar la economía. Asimismo, resulta de suma importancia que el Estado fortalezca el primer nivel de atención en el sistema de salud con equipamiento adecuado y detección temprana con pruebas PCR. De igual manera, es necesario promover el crecimiento económico mediante un impulso acelerado de la inversión pública, situación que se viene observando con la ejecución de proyectos de Gobierno a Gobierno.