En el Perú, todavía existe una tarea pendiente para lograr un efectivo cierre de brechas de acceso a servicios públicos de calidad. ¿Cuál es esta? La poca capacidad de gobierno y de gerencia que muestran todas las entidades públicas en todos los niveles de gobierno para manejar el Sistema Nacional de Inversión Pública.
En el caso de los grandes proyectos o megaproyectos, dicha problemática es particularmente importante. Si bien estos componen menos del 1% del total de proyectos viables y activos en el Banco de Inversiones, representan alrededor del 46% del monto total de inversión (ver Gráfico 1). En el Perú, la adjudicación de proyectos de gran envergadura bajo concesiones, comúnmente conocidos como Asociaciones Público-Privadas (APP), está a cargo de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversión).
Durante los últimos tres años (2019-2021), la cantidad de proyectos APP que se han adjudicado es bajísima, tan solo cuatro (04). Tres de ellos relacionados al sector electricidad y uno, el más grande, al sistema de tratamiento de aguas residuales en la cuenca del Lago Titicaca en Puno (ver Gráfico 2). Si bien esta situación se debe, en parte, a la desconfianza generalizada en el mecanismo a raíz de la situación de corrupción y tráfico de influencias que desencadenó el caso Odebrecht en casi toda Latinoamérica, también se debe a problemas de sobrerregulación a los que está sometida la agencia de promoción de la inversión privada.
Según el Consejo Privado de Competitividad (CPC), en el Perú, por ejemplo, la cantidad de entidades que participan -incluso excediendo sus competencias- dentro del proceso de adjudicación en una APP es relativamente alta respecto a demás países de la región y Centro América. El caso peruano es similar al de República Dominicana y Paraguay, pues intervienen hasta 6 entidades, mientras que en países como Chile (3), Colombia (4) y Costa Rica (5) la cantidad de agentes involucrados es mucho menor (ver Gráfico 3). Como resultado, además de no contar con nuevos proyectos de concesiones, los que se tienen están tomando un tiempo excesivo en su adjudicación.
¿Qué hacer para resolver esto? Empoderar a Proinversión, reducir la participación en exceso de las entidades opinantes, fortalecer las capacidades institucionales, y optimizar los procesos de adjudicación y ejecución de proyectos del Sistema de Promoción de Inversión Privada, vía APP. Todas las lecciones aprendidas de la propia historia de éxito de Proinversión, de la modalidad de contratación que emplean los Gobierno a Gobierno (G2G), de los modelos de gerencia integral de proyectos de los Project Management Office (PMO), así como el alineamiento de incentivos durante el desarrollo y la ejecución de proyectos concesionados, deberían aprovecharse en la modernización de Proinversión y de las entidades públicas intervinientes.
No basta con priorizar solo la ejecución de proyectos mediante la modalidad G2G, sino que también es necesario asegurar la concesión de la operación y mantenimiento de proyectos como el de Chinchero y la Carretera Central para garantizar un mínimo nivel de servicio. Además, deberíamos ser capaces de tener una agencia especializada en hacer licitaciones internacionales como las que hacen los G2G. El Perú ya lo ha podido hacer en el pasado con mucho éxito.
A largo plazo, se deben buscar las mejores formas para alinear incentivos de diseño y ejecución de proyectos. Para ello, una alternativa es que los operadores de concesiones participen desde el diseño del proyecto a concesionar. De ese modo, ellos mismos contrarían y supervisarían a los constructores en lugar de que, por obra pública, vía G2G y PMO, se contrate la infraestructura y luego se concurse por APP la operación y el mantenimiento.
En suma, la modalidad de APP es una buena alternativa, siempre y cuando todo el proceso de concesiones se gobierne y gerencie de forma técnicamente correcta, social y ambientalmente sostenible, con transparencia y por último, se destraben todos los obstáculos que ahora presenta. Mediante la combinación de herramientas innovadoras u optimizadas y la priorización de proyectos en sectores clave, debemos retomar la senda emprendida en años anteriores. No basta con desarrollar la infraestructura, es importante que el bien generado pueda proveer los servicios que la población demanda.